lunes, 18 de agosto de 2008

El maltrato en los tiempos que corren

¿Debería haber más control sobre los maltratadores? La respuesta es sí, pero claro, si alguien se dedica a no respetar las órdenes de alejamiento, a pasarse por el forro lo que un juez dictamina y quien se encargue de que todo eso se cumpla, hace caso omiso, pasa del tema y no interviene, pasa que la sumisión sigue acaeciendo en lo que es una pareja destruida, pero con varios lazos que les atan:"dependencia", "inferioridad", "superioridad", "egoísmo" y "espejismo amoral".

Dependencia:Cada miembro de la pareja depende del opuesto para no sentirse solo/a.Él piensa que lo que hace, lo hace por amor aunque, en realidad, lo que demuestra es quién lleva los pantalones en casa, haciendo de macho dominante. Ella sabe que lo que él hace está mal, pero en el fondo piensa: "Lo hace porque me quiere, es sólo que no controla porque tiene mal humor, pero yo sé que me quiere. Además, siempre me pide perdón". Ahí entra el lazo o grado de "inferioridad"

Inferioridad:La mujer es sometida a toda clase de vejaciones, tanto físicas como psicológicas, creando en su mente y en su estima, la equívoca idea de que ella, como mujer no vale nada, por lo que su única salida es seguir con un hombre que la ha repetido casi cada día: "¿Quién te va a querer a ti si no soy yo?". Creen que un hombre que las dice su defectos, pero a la vez sigue con ellas y ocasionalmente las recuerda que son el único que las quiere, es la persona mejor del mundo. Poco importan las palizas, insultos, escándalos que los vecinos escuchan pero callan. Ellas les defienden e incluso no se atreven a denunciarles, por miedo. Y sabiendo de ese miedo siguen ciegas. Omnubiladas ante la cortina de humo de la palabrería bastarda del que maltrata.

Superioridad:El hombre que maltrata, no es hombre. Antes el hombre era un lobo para el hombre. Ahora es una bestia para la mujer. En ciertos aspectos, hay hombres que son como los de antaño. De los de periódico y zapatillas al llegar a casa, como brindaba un anuncio de Brandy, en el que la mujer, sumisa y con menos principios que un carcelero de Guantánamo, hace de esclava para ahorrarse la hostia del día.El hombre manipula, maltrata, insulta, infravalora, desprecia y aniquila la estima de su compañera sentimental, por el simple y mero hecho de que ella pueda superarle económica, laboral y socialmente. Quiere llevar las riendas de la vida de los dos.

Egoísmo:Si tanto la quieres déjala ir. No. Es :"si no estás conmigo, no estarás con nadie". Es muy típico, lo sé, pero es una realidad. Muchas veces, ella, aún sabiendo que él no la conviene, siente unos celos que la correen por dentro, al pensar que él pueda estar con otra. Y le recrimina sus actos. ¿Qué echa de menos?¿que le pueda pegar a otra y no a ella?. Haber denunciado y pedido órden de alejamiento. ¿Y si la tiene y no la cumple? decírselo a la policía. ¿Y si ella es cómplice que él no la cumpla porque ella le busca?Entonces sólo cabe esperar que él, en un alarde de originalidad, la vuelva a soltar un guantazo, de forma que ella abra los ojos. La mayoría de las veces, ni al enésimo alzamiento de mano en forma de puño y su consecuente caída hacia una parte del cuerpo de la mujer, consigue quitarle la venda. Pero ella es egoísta igual que él. No quiere que esté con ella, pero con otra tampoco.

Espejismo amoral:No es amor lo que sienten. Es un espejismo. Una visión alterada de sus realidades en las que intentan mantener a flote una relación, casi muerta desde la primera bofetada tras la que vinieron golpes, patadas y en muchas ocasiones, abusos. Lo que ellos llaman amor es una dependencia que ha ido pudriendo sus valores que, quizá, los del hombre eran equivocados y generalmente, imita lo que veía en su padre.

Por eso, las mujeres que son maltratadas y a pesar de ello, siguen con sus "parejas", son una vergüenza para todas las que han muerto a manos de aquellos que las "amaban". No tienen la culpa de que las peguen, ni mucho menos, no me oireis decir eso. Tienen la culpa de permitirles hacerlo una segunda vez, cuando, sólo por no vivirla de nuevo, tendrían que haber denunciado la primera. Pero él la promete que no volverá a pasar. Ella le cree y el recuerdo de esa hostia, lo borra un polvo de diez minutos que él cree maravilloso y satifactorio y, ella, muestra que él la quiere y que ha sido un error esa bofetada. Pero no sabe que, hasta que la mate, aún le quedan muchos polvos de diez minutos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Este es un tema que trae cola.
Lo único que puedo decir es que habría que ponerse en el lugar de todas y cada una de las mujeres maltradas. Y después opinar.
Eso si, nunca juzgar.

A ellos? q me los dejen a mi un ratillo... iban a flipar!!